El Tour abandonaba el País Vasco después de una magnífica primera parte de la carrera. El ambiente en Amorebieta, una ciudad muy ligada al ciclismo, fue excepcional. El pelotón se despidió sin bajas ni abandonos, y el ganador de la etapa anterior, Víctor Lafè, lucía una sonrisa radiante.
La etapa de hoy comenzó en Amorebieta y recorrió muchos kilómetros por Euskadi. Fue una jornada destinada a los velocistas, aunque con una primera parte sinuosa siguiendo la costa de Vizcaya y Guipúzcoa. Luego se llegó a Francia a través de Hendaya y se aproximó a Bayona, con algunas subidas y bajadas, y se esperaba un final masivo.
La escapada se formó desde el principio, con Nelson Paules buscando afianzar su liderazgo en la clasificación de la montaña y Loram Pisón, un veterano ciclista bretón. La diferencia entre el dúo de cabeza y el pelotón se mantuvo alrededor de los 2 minutos durante la mayor parte de la etapa.
Una vez coronado el último puerto, Paules decidió levantar el pie y dejó a Pisón solo en cabeza. Aunque era casi imposible mantener la ventaja, Pisón no renunció a rodar en cabeza. Después de más de 150 kilómetros en fuga, fue atrapado por el pelotón a 37 kilómetros del final, en la región de Nueva Aquitania.
En la parte final de la etapa, se produjo una lucha por la posición entre los equipos de los sprinters. En un momento peligroso de la llegada, Alpecin-Fenix y Deceuninck-QuickStep tomaron la cabeza. Mathieu van der Poel lanzó a su compañero Jasper Philipsen, quien logró la victoria superando a Paules y a Keukeleire.
Después de revisar la llegada, los jueces confirmaron el triunfo de Philipsen. En la clasificación general, no hubo cambios en la parte alta, con Mathieu van der Poel manteniendo el maillot amarillo. Paules lidera la clasificación por puntos y vestirá el maillot verde. La próxima etapa será una jornada para los velocistas, con una sola cota de cuarta cerca de la meta y un sprint bonificado en Nuestra Señora de los Ciclistas.
Mañana llegará la montaña de los Pirineos.